Niveles altos de cortisol en la madre durante el primer trimestre del embarazo se relacionan con baja producción de la hormona en el recién nacido
Elevados niveles de cortisol en la gestante durante el primer trimestre del embarazo podrían generar consecuencias negativas en la maduración pulmonar del bebé. Esa es una de las conclusiones que fueron obtenidas en un estudio realizado por el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento de la Universidad de Granada, España.
La investigación fue publicada en la revista científica especializada PLoS ONE, donde se recuerda la relación existente entre el estrés y la liberación de cortisol, por lo que catalogan al estrés gestacional como un factor de riesgo para la salud del bebé.
Entre las diversas funciones asociadas al cortisol en los recién nacidos, se encuentra su rol en la maduración pulmonar. De acuerdo con los autores, la influencia el estrés gestacional sería especialmente decisiva cuando el ascenso del cortisol se da durante el primer trimestre del embarazo.
Según indican, es posible que ocurra una transferencia del excedente hormonal de la madre durante estas primeras etapas y que esto reduzca la posibilidad de que el feto genere sus propios valores normales de cortisol.
“El cortisol materno estimula la secreción de la hormona liberadora de corticotropina (CRH) en el feto y, a su vez, la secreción de CRH estimula la síntesis de cortisol. Por lo tanto, niveles excesivamente altos de cortisol que atraviesan la placenta en las primeras etapas de la formación fetal probablemente alteran la programación fetal del eje HPA, impidiendo la correcta producción de cortisol en el feto”, precisan en el texto.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores realizaron un seguimiento detallado a los embarazos de 80 mujeres de entre 23 y 44 años. El método requirió un registro de las medidas de cortisol presentes en los cabellos de las gestantes en cada trimestre, así como pruebas psicotécnicas para medir sus niveles de estrés psicológico y fisiológico.
Los resultados fueron posteriormente comparados con los niveles de cortisol presentes en los 80 recién nacidos, con lo que se pudo evidenciar una relación que resultó casi una inversa exacta entre los valores de los neonatos y los que registraron sus madres en el primer trimestre de gestación.
Basados en los resultados de los estudios, los miembros del equipo de investigación insisten en que realizar una prueba de cortisol a la gestante durante el primer trimestre del embarazo podría contribuir a predecir bajos niveles de esta hormona en el recién nacido y, por ende, posibles dificultades respiratorias asociadas.
Además, recuerdan que los bajos niveles de la hormona en el bebé podrían requerir ser tratados con la administración de glucorticoides a fin de impedir los posibles efectos adversos en su desarrollo pulmonar.
Si bien ya era conocido que el estrés de la madre podía generar consecuencias negativas en su proceso de gestación, esta es la primera vez que se comprueba de forma científica este vínculo en particular en humanos.
Según se indica en el texto, “estos hallazgos tienen importantes implicaciones clínicas, ya que la detección de trimestres vulnerables durante el embarazo podría contribuir a minimizar los efectos adversos del estrés psicológico y fisiológico durante el embarazo para el recién nacido y el niño posterior“.
Referencias:
-“Los niveles de cortisol en el cabello de los recién nacidos reflejan el estrés materno crónico durante el embarazo”. PLoS ONE. 2018.
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