Investigadores revelaron que los noravirus y rotavirus pueden propagarse en vesículas que pasan desapercibidas por el sistema inmunológico
Investigadores estadounidenses han realizado un hallazgo que podría cambiar la forma de comprender (y, por tanto, de prevenir y tratar) la transmisión y el comportamiento de ciertas variedades de virus estomacales. En un estudio publicado por el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), se concluye que algunos patógenos son capaces de viajar en grupo, lo que aumenta sus posibilidades de entrar en el organismo y fortalece la acción de cada uno de los virus.
Este resultado llega para contradecir la idea fundamental de que las partículas de virus actúan en solitario durante su transmisión, y abre las puertas al estudio de lo que los científicos han decidido llamar “esferas sigilosas”: grupos que pueden llegar a ser de hasta 40 virus, y que se propagan recubiertos por una capa de grasa, lo que ocasiona que el sistema inmunológico no pueda detectarlos.
Para llevar a cabo esta investigación, los autores trabajaron con muestras de heces de humanos, cerdos y ratones con norovirus y rotavirus, que son la causa más común de enfermedades estomacales o gastroenteritis, y que aflige a millones de personas cada año. Según el NIH, “se descubrió que los virus se eliminan en las heces como agrupaciones de virus dentro de paquetes unidos a la membrana. Además, hallaron que estas vesículas que contienen virus eran significativamente más infecciosas que los virus libres y no unidos dentro de las muestras”.
Sobre el alto nivel infeccioso, los científicos estiman que puede deberse a que “las vesículas liberan muchos virus a la vez en los tejidos diana, protegen su carga viral de ser destruida por la exposición prolongada a enzimas, y posiblemente hacen que su carga viral sea invisible a los anticuerpos que están en las heces o el intestino del huésped”.
Si bien será necesario realizar nuevos estudios para corroborar las causas que les llevan a unirse a estas esferas, insisten en que “la extrema potencia de los paquetes de virus tiene una clara consecuencia: no solo mejora la capacidad del virus para propagarse de forma más agresiva, también aumenta la gravedad de la enfermedad que ocasiona“.
Nihal Altan-Bonnet, Ph.D, investigador principal y jefe de la Laboratorio de dinámica de huésped y patógeno en el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre declaró al NIH que “este es un hallazgo realmente emocionante en el campo de la virología porque revela un modo de propagación del virus que no se ha observado entre humanos y animales. Esperamos que brinde nuevas pistas para combatir una amplia gama de enfermedades que involucran muchos tipos de virus, incluidos los que causan enfermedades gastrointestinales, inflamación del corazón, ciertas enfermedades respiratorias e incluso el resfriado común”.
La investigación de Altan-Bonnet y sus colegas fue iniciada en 2015 cuando, por primera vez, encontraron que los poliovirus podían transmitirse como un Caballo de Troya, en paquetes o vesículas con membranas en las que guardan múltiples partículas de virus. Para entonces, sin embargo, los científicos “no sabían si este sistema se aplicaba a animales y humanos, o qué tan efectivos eran estos paquetes para infectar células hospedadoras”.
“Nuestros hallazgos indican que los virus cubiertos de vesículas son unidades altamente virulentas de transmisión fecal-oral, y resaltan la necesidad de antivirales que se dirijan a las vesículas y la agrupación del virus“, concluyó Altan-Bonnet.
La naturaleza altamente contagiosa de los ratovirus y noravirus hace que se propaguen con mucha facilidad en espacios concurridos, sobre todo en cruceros, aulas, guarderías y hogares de ancianos.
La Organización Mundial de la Salud estima que casi 1 de cada 10 personas se enferma cada año al ingerir alimentos contaminados y 420.000 mueren como consecuencia de estas enfermedades. Con un promedio de 125.000 casos anuales, calculan que 30% de los pacientes que fallecen por virus estomacales son niños.
La higiene adecuada de los alimentos, el lavado frecuente de las manos y la vacunación contra el rotavirus son medidas claves para la prevención.
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