Este 4 de julio se celebra en Argentina el Día Nacional del Médico y la Médica rural. La efeméride recuerda el natalicio del admirado Dr. Esteban Laureano Maradona (Esperanza, 4 de julio de 1895-Rosario, 14 de enero de 1995) y busca resaltar la importante labor que realizan dichos profesionales de la medicina rural en toda la geografía argentina. En definitiva, son los que permiten que la atención primaria de la salud llegue a sitios inaccesibles y alejados.

Con una gran vocación de servicio, ayudan a quienes más lo necesitan y brindan soluciones en lugares en donde lo que predomina suele ser la escasez de recursos. Océano Medicina aprovechó la oportunidad para conversar con la Dra. Cristina Bellinzoni. Una profesional de la salud que, luego de recibirse de médica en la Universidad Nacional de La Plata y completar una residencia en medicina rural en un hospital de Neuquén, llegó a la localidad de San Manuel. Allí, en el sur de la provincia de Buenos Aires, transcurrieron ya 39 años de su carrera.

-Buenos días Dra., gracias por estar con nosotros. ¿Por qué decidió dedicarse a la medicina rural y trabajar en San Manuel?

-Nací y crecí en una zona rural. Y creo que en estos sitios es donde más se necesita la atención y el acompañamiento. Por eso, pensé en la posibilidad de trabajar aquí, en San Manuel. Desde el año 1984 ejerzo como médica rural en esta localidad de alrededor de 2000 habitantes. Y aunque estoy jubilada desde el año 2018, sigo trabajando en mi consultorio. Ya pasaron 39 años.

-Toda una vida

-Sí. Comencé como médica rural en un centro de salud de aquí. Trabajaba entre 36 a 48 horas semanales. Luego, desde 2003 hasta 2016, tuve la oportunidad de ser jefa de dicho centro de salud.

-¿Qué tareas específicas realizaba allí?

-Teníamos un proyecto de trabajo comunitario interinstitucional. Pasaba las mañanas en el centro y por la tarde realizaba actividades comunitarias, además de consultorio. Formábamos un equipo con otros profesionales de la salud y algunos actores de la comunidad. Solíamos recorrer las zonas rurales y llegar a escuelas.

-En esas recorridas habrá tenido que atender situaciones médicas de todo tipo. ¿Alguna en particular que recuerde?

¡Sí, varias! Me tocó asistir partos domiciliarios. Pero recuerdo un episodio, el de una persona que quedó en el fondo de un silo con cereal. Trabajando con un chofer, y otros integrantes de la comunidad, la logramos rescatar.

-¿Qué dificultades plantea ejercer la medicina en un ámbito rural?

-Son diversas. A veces no se cuenta con algunos elementos necesarios para brindar atención, los vehículos no siempre son adecuados para traslado de pacientes y por épocas los caminos se tornan intransitables. Por otro lado, las derivaciones a centros de mayor complejidad no suelen ser sencillas y siempre hace falta articulación.

-¿Qué cosas debió resignar por ejercer en un ámbito rural?

-La tarea comunitaria y la del médico rural demandan una total disponibilidad. Pasamos muchas horas alejados de nuestra familia. La especialidad es exigente y requiere un gran compromiso.

-¿Cómo impactó en su educación médica continua el ejercer en un ámbito rural?

-Hubo épocas en que tuve que dejar de lado la formación continua. Pero gracias a la educación remota, los cursos y actualizaciones, también son parte de mi vida.

-¿Volvería a elegir a la medicina rural?

-Sin dudas. Hoy no cambiaría por nada el trabajo que realizo aquí, desde ya hace 39 años. Me gratifica haber atendido abuelos, hijos y nietos. A familias enteras, que sigo atendiendo y siguen confiando todos los días en mí.

-¿Qué le diría a un profesional que se plantea como un futuro posible ejercer la medicina rural?

– Le diría que si tiene vocación, que no lo dude. Necesitamos médicos y médicas en los pueblos. Y esta es una tarea gratificante, que nos permite en la práctica cotidiana conocer familias y compartir actividades comunitarias increíbles.